Ir al contenido principal

Creo en la búsqueda de la justicia y la verdad



Foto: Rodrigo Abd / AP

Guatemala tiene heridas abiertas muy grandes, profundas y sin sanar. La reconciliación de las partes enfrentadas en la guerra no podrá ser hasta que se dejen las posiciones políticas de los años 70, en otras palabras, el radicalismo de la izquierda y la derecha no deja que se puedan sentar y pedir justicia, en ambas partes.


La historia no se puede negar, ni se puede decir que acá no hubo una guerra cuyo saldó fueron miles de víctimas, tampoco se puede negar juicios justos en los que los acusados puedan defenderse, explicar sus razones y lograr una sentencia. El problema radica en que cada una de las partes cree tener la razón. Guatemala se vio involucrada en una guerra en la que tuvo, después de la década de los 70, una guerrilla nefasta y un ejército atroz. Claro, en ambos bandos hubo gente buena, convencida en que estaba haciendo lo mejor para el país, es indudable. Por eso está la justicia, para encontrar la verdad y aceptar los errores. 


En la actualidad, los activistas de redes sociales (en ambos bandos), los que creen que la historia se escribe solo de un lado, los que piensan que ensañarse contra la otra parte es lograr la justicia, pululan tratando de explicar lo que no entienden. Por un lado una derecha pareciera que justifica las matanzas y desapariciones por establecer el estado de derecho que no existía. Mucha de la derecha tiene el problema de no recordar bien la historia, y no es completamente su culpa. Ellos vivieron sumergidos en una burbuja creada para protegerlos –lo cual entiendo-  para que no vieran la cantidad de atrocidades que dejaba la guerra.


Por el otro lado, mucha de la izquierda actual desconoce la historia, es una romántica de las luchas sociales y la reivindicación de un pueblo que pareciera que no tiene rostro, que pareciera es solo una justificación para derramar fuerza. La izquierda de la década de 1980 fue un infortunio histórico en el país y no hay por qué sentirse orgulloso de ella. 


Yo perdí familia en la guerra. Un abuelo y un tío que no conocí por que el ejército los agarró y los asesinaron, esto por consecuencia de una izquierda retrógrada que en sus afanes de poder no midió las consecuencias y persecuciones que sufrió la población, a la que dejó vulnerable y esa izquierda que ahora parece tener amnesia de lo que realmente sucedió.


Yo me considero de pensamiento de izquierda, pero no de la infame que tiene este país. Tampoco me considero de la corriente new age del ala progresista en el país, porque temo que no conocen lo suficiente qué sucedió en la guerra, ni del país. Claro, no la deben saber, muchos de ellos no la vivieron. Tampoco comparto con la derecha que repite los discursos del miedo a los comunistas o Fidel Castro de una Cuba que el peor “peligro” lo representó hace más de 30 años.


Yo soy del ala que espera justicia, que espera ver a cada persona que empuñó un arma para matar al otro enfrente a los tribunales, sea quien sea. Soy de las personas que no le interesa los añejos discursos socialistas o los arcaicos argumentos de derecha. Yo pertenezco a ese ínfimo grupo de personas que quiere tomar partido por la verdad, por encontrar a sus parientes perdidos, porque la memoria no quede impune, pero principalmente de aquellos que queremos reconstruir el país buscando que la muerte no quede sin castigo en Guatemala, ni antes ni ahora. 

Ángel Elías

Comentarios

Entradas más populares de este blog

APOCALYPTO.

Mi buen amigo Guillermo, escribió un artículo interesantísimo. Le Concedo el espacio ya que es un excelente material. ¡¡¡Que lo Disfruten!!! Mel Gibson’s montó una película cuya argumentación es una pura y simple extrapolación de algunos pocos hechos históricos de una sociedad que el cineasta llama Maya, pero que en realidad no corresponde, ni por las escenarios arquitectónicos, ni por el vestuario, ni la utilería, ni por las manifestaciones de la vida cotidiana de los pueblos mayas descritos por los cronistas españoles, sobre todo curas, a finales del siglo XVI. Y por otro lado, dada la tendencia de Gibson’s a magnificar lo sangriento, las bajas pasiones, con el fin de impactar a un público cinófilo ávido de violencia escénica, sediento de actos necrófilos, convierte el film en una desagradable y, a veces repulsiva, ficción del salvajismo de los humanos. La historia negra de l...

El clasismo chapín

"Una familia" Fernando Botero (1989) Tocando el tema del clasismo en el país, me di cuenta, que tanto como el racismo, esta es una práctica bastante generalizada, pero extrañamente permitida; al supuesto que “como lo ven, lo tratan”. Y es que el clasismo en Guatemala se ve como algo mucho más normal de lo que debería ser. Si se tiene carro, si se tiene buena ropa y aunque pareciera trivial es mucho más común de lo que se piensa. Cuántos de nosotros nos hemos topado con personas que gustan de ver a las demás de abajo hacia arriba o preguntarles sobre sus triunfos académicos, ingresos económicos o simplemente dejarse llevar por la apariencia y calificar por lo poco que ve. Guatemala es clasista, se deja llevar por la ropa y la primera impresión; el pensamiento dominante priva de lo que realmente vale. La persona como tal, no por lo que viste o cómo habla. Pero es fácil dejarse engañar y asumir que no se es clasista cuando se practican, aparent...

Mario Payeras y su latitud de la flor y el granizo

La latitud de la flor y el granizo,  del escritor guatemalteco Mario Payeras (Chimaltenango, Guatemala, 1945-1995), es una joya literaria que invita a reflexionar sobre uno de los problemas más graves que enfrenta el planeta, el cambio climático. Este documento, que fue escrito en la década de 1980, hace un análisis sobre las consecuencias del impacto que el ser humano tiene en la Tierra. “Es urgente, en efecto, parar la obra de la sierra mecánica que en el silencio de la selva hace caer al cedro en flor”, explica el autor.   Con una prosa limpia y poética Payeras hace un llamado a cuidar la fauna y flora guatemalteca. Además explica  la influencia de la época industrial en la naturaleza. “Con la imaginación de poeta nos hace amar  Guatemala y con la rigurosidad de un científico explica todos los fenómenos sociales y naturales”, dice el prólogo.   El libro no solo es una llamada de alerta.  Sus páginas son un recorrido cultural y ecológico por el p...