El 8 de marzo, además de recordar el Día Internacional de la
Mujer, se cumplen 5 años de la muerte la poeta guatemalteca Luz Méndez de la
Vega, escritora, periodista, intelectual, académica y una de las propulsoras
del feminismo en Guatemala.
Luz Méndez de la Vega recibió el Premio Nacional de
Literatura en 1994, ella una de la principales voces femeninas y académicas de
la lengua dejó un gran legado literario para Guatemala, y que por diversas
razones no ha sido valorada como tal.
Poseedora de una pluma impecable, basada en el amor, la
reflexión, la muerte, la esperanza y el desencanto. Méndez de la Vega no deja
poemas simples, son metáforas de vida, de libertad y de fortaleza.
Porque eres viajero
mi amor siempre tiene
dolor de adioses.
Un día te irás.
Pasajero huésped,
te esconderán otras caras,
otros nombres
y otros brazos.
mi amor siempre tiene
dolor de adioses.
Un día te irás.
Pasajero huésped,
te esconderán otras caras,
otros nombres
y otros brazos.
Sus poemas son historias, son derrotas y batallas. Luz
Méndez de la Vega no teme verse frágil ni impotente ante el destino, ante sus
desatinos o sus aciertos. Es la poesía de una mujer que vive sus pasiones a
todo vapor.
Te irás porque eres marino
perseguidor de horizontes
en tu alucinada brújula
de nortes imposibles.
Te irás y lo nuestro
será sueño y olvido.
Por eso
no me preguntes,
ahora,
por qué mi amor
siempre tiene
dolor de adioses...
perseguidor de horizontes
en tu alucinada brújula
de nortes imposibles.
Te irás y lo nuestro
será sueño y olvido.
Por eso
no me preguntes,
ahora,
por qué mi amor
siempre tiene
dolor de adioses...
Sus despedidas son dignas, con la frente en alto, con una poesía
que declara una guerra y que ya sea que la pierda o la gane da la impresión que
valió la pena hasta la última batalla. La poetisa tiene claro que el valor de
sus letras radica en su profundidad, en las cosas que no terminan de decirse,
pero se intuyen. Luz Méndez tiene esa habilidad para enamorar y luego retirarse
con la frente en alto.
Luz Méndez siempre gustó de jugar con las palabras, esa
lúdica que la hace ser una niña que sueña con barriletes, trompos y estrellas.
Por ello sus palabras están llenas de saltos, de sonrisas y de imágenes que,
por ser evocadores de la niñez, no significa que sean menos intensas.
loco de azules
y diáfanas claridades
de un golpe derribado
en su ciega ebriedad
inesperadamente
el barrilete:
sueño de mujer enamorada
y diáfanas claridades
de un golpe derribado
en su ciega ebriedad
inesperadamente
el barrilete:
sueño de mujer enamorada
El amor siempre se presenta como ese fantasma que nos
persigue siempre, que nos lleva de la mano, que nos atormenta, que suelta
interrogantes más grandes que nuestras respuestas.
este enturbiar el aire con blasfemias
y desgarrar la música con gritos,
este vivir y desvivirse,
este amar y desamar constante,
este odiar sin descanso y sin motivo,
esto, dime ¿Será estar vivos?
y desgarrar la música con gritos,
este vivir y desvivirse,
este amar y desamar constante,
este odiar sin descanso y sin motivo,
esto, dime ¿Será estar vivos?
Las preguntas de siempre, las respuestas que nunca llegan,
la vida, la muerte, las eternas interrogantes.
Este herir y ser herida
este crear en zarza desmesurada,
este afilar las uñas en la sombra
este crear en zarza desmesurada,
este afilar las uñas en la sombra
Sus letras tienen el encanto de la feminidad, pero no es de
la que dictan los estereotipos, es la que brota de su ser, la que refleja una
mujer fuerte, decidida y con la poesía en cada resquicio de su ser.
Nada tengo que borrar
ni palabras
ni huellas
ni recuerdos.
No tengo que negar
las escondidas entregas
que grabaron nombres
en mi cuerpo.
ni palabras
ni huellas
ni recuerdos.
No tengo que negar
las escondidas entregas
que grabaron nombres
en mi cuerpo.
Hoy, a cinco años de su muerte, Luz aún brilla.
Ángel Elías
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