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Foto: Prensa Libre |
Guatemala se sumerge en pozo profundo, casi sin fondo. El 8
de marzo de 2017 tendrá que ser una fecha que se recuerde por la muerte de más
de una veintena de niñas y jovencitas quemadas en una casa hogar, algo que solo
en Guatemala pareciera que sucede.
Este día también se conmemora el Día internacional de la mujer. De
esa fecha se recuerda la lucha de mujeres por obtener derechos, que el 25 de
marzo de 1911 desembocó en el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist,
en Nueva York. Mismo que provocó la muerte de 146 trabajadoras que buscaban
mejores condiciones de trabajo.
Un caso similar sucedió en Guatemala, 106 años después.
Niñas y jóvenes buscaron ser escuchadas frente a los maltratos que sufrían en
el Hogar seguro Virgen de la Asunción y murieron calcinadas por las llamas que
aún no se ha esclarecido cómo aparecieron en el recinto. Lo que sí se sabe es
el resultado, muerte y desolación, dos palabras tan comunes en Guatemala.
Esto es simplemente inconcebible, la muerte debe parar en
Guatemala. Ahora se truncaron las vidas de jovencitas que su mayor delito fue
pertenecieron a familias desintegradas, que no tuvieron amparo social y que no
gozaron de oportunidades, historias tan comunes en sociedades enfermas como la
guatemalteca.
Guatemala vive una tragedia, es una tragedia constante. Y es
culpa de todos, de nosotros. Porque no somos lo suficientemente valerosos como
para enfrentar la impunidad y las injusticias que suceden en el país. Porque
volteamos a otro lado cuando cosas como estas suceden, porque pensamos que todo
se arreglará con nuestro voto o abstinencia cada cuatro años, porque pensamos
que desde el computador, lanzando improperios, lograremos cambiar el país.
Todos somos culpables de vivir en este país. De haber
elegido y dejado que llegara al poder a un presidente que no tiene la capacidad
de gobernar un país. Un presidente que no tiene la idea del país en el que
vive, que es incompetente. Que se puso a pelear por futbol, que cuenta chistes
y moralejas frente a temas serios, que no sabe la magnitud de lo que sucedió en
esta tragedia, que vive su burbuja y de rumores fundamentados. Un presidente
tan similar al chapín que lo eligió.
Guatemala está herida, ha perdido la capacidad de entender
el valor de las vidas humanas, de ver que estas muertes solo marcan el camino del
desprecio que existe en el país por la dignidad humana. Guatemala está
sumamente enferma.
Nosotros somos consecuencia de esa sociedad que vive la
cultura de la muerte. Una sociedad que pide la pena de muerte y que a los reos
se les encienda fuego. Que pide que se linchen delincuentes, que se culpa a la
víctima y se condena sin fundamentos. Somos una sociedad que piensa que luchar
por los derechos, es un acto de rebeldía que debe ser pagada con la muerte o
los azotes.
El gobierno tiene la obligación de esclarecer los hechos, de
castigar a los culpables y preguntarse si realmente es capaz de llevar las
riendas de un país que se cae a pedazos. El presidente declaró tres días de
duelo nacional y la bandera a media asta. No es suficiente, porque todo en este
país de esta en luces de alarma y no presta atención. Y estas muertes se
pudieron haber evitado, como muchas si tan solo estas se escucharan a tiempo. Y
claro, esa es responsabilidad del gobierno.
Es lamentable y se siente un pesar terrible pensar que
familias sufren por esta pérdida y que el presidente solo pueda salir en
televisión a leer un comunicado de prensa en el que prácticamente dice que hará
lo que pueda. Claro, hará lo que puede y eso es nada.
No pido al presidente que renuncie, porque eso involucra un
acto de valentía y dignidad que ya demostró que no tiene. Pido que se
esclarezcan los hechos, que las familias de las víctimas sean compensadas y que
se reconozca este día como uno de los episodios más vergonzosos, indignantes y
de repudio en Guatemala. Que este día no se olvide y sea declarado el Día de la
juventud guatemalteca, como un homenaje a las víctimas de un estado que no
garantiza ni la vida humana.
Tal vez con los años, veamos atrás y olvidemos a este
gobierno nefasto que con su ineptitud provoca muertes y desesperanza y que no
sigamos lamentando nuestra historia.
Ángel Elías
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