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Imagen del escenario que se iba a montar en Iximché. |
Simplemente es inaudito que Fodigua (Fondo de desarrollo
indígena de Guatemala) no tenga ni la más mínima delicadeza de conocer el valor
del patrimonio cultural. Y en una de sus actividades haya puesto un escenario dentro
de un sitio arqueológico, cuyo simple hecho ponía en peligro a los edificios. La
víctima esta vez fue Iximché, ciudad histórica del linaje kaqchikel.
La razón era que el presidente llegaría a entregar alguno de
los proyectos de Fodigua. ¿Es que acaso para esa labor no existía un mejor sitio?
Como todo buen encomendero al presidente lo recibirían dentro de la primera
ciudad fundada por los invasores españoles. ¿Algún tipo de simbolismo? Claro,
se refleja el sometimiento y lambisconería por muchos hacia la figura del
presidente que no es más que un remedo de gobernante.
No es tan grave, dirán algunos. Es lo suficientemente grave
como para levantar la voz y exigir que el escenario fuera movido al parqueo. No
es tan grave. Claro que lo es porque atenta contra la integridad de monumentos
arqueológicos que pertenecen a personas y culturas que estuvieron antes que
usted o yo.
Eso solo demuestra la poca o nula capacidad de entender el
qué país viven. Demuestra la incapacidad de comprender que una de las culturas
más importantes se desarrolló en nuestras tierras. Pero principalmente evidencia
que cual es la razón por la cual estamos sumergidos en uno de los peores subdesarrollos
del mundo.
No amigos, no es normal que esas cosas sucedan. No es normal
que un grupo de personas que dicen representar los intereses del pueblo indígena
irrespeten y alteren uno de los principales patrimonios de Guatemala, que por
cierto es indígena. Pero eso pasa porque sus dirigentes son unos insensibles, ignorantes
y untados de subdesarrollo hasta las orejas.
El Ministerio de Cultura ha dejado entredicho su capacidad
para cuidar lo que sucede en los sitios arqueológicos, cuyo cuido les
pertenece. Si por un lado sabían lo que harían en Iximché pecaron por desconocer,
en el mejor de los casos, la ley de protección al patrimonio cultural. Por otro
lado, si les jugaron la vuelta, es su obligación deducir responsabilidades y perseguir
a los culpables de esta infamia.
Hace casi 500 años vivió en la ciudad de Iximché el gobernante
Kaji Imox, que defendió la integridad del pueblo kaqchikel frente a la invasión
española. Nunca sucumbió, se mantuvo firme. Si viviera en la actualidad seguro
sacaría con fuego a los “wachalales”, diría Sam Colop, del sitio que más que historia
tiene encerrada una cultura milenaria.
Iximché sobrevive a pesar de la ignorancia y chambonería de estos
pseudodirigentes que buscan, no solo llenarse los bolsillos, sino también
aprovecharse por enésima vez de la imagen del indígena. ¿Si esto no es racismo?
Sinceramente este país tiene las patas arriba y parece que amarradas.
El descaro de @jimmymoralesgt dañando templos mayas para montar su escenario en iximche.— 🇬🇹#Renuncia_Ya (@Renuncia_YAGT) 21 de noviembre de 2017
En verdad no tienen sentido común? pic.twitter.com/UdBND1luEY
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