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Coco retrata a un México tradicional



Pixar, la compañía de Disney, se tardó seis años para terminar esta película animada y no era para menos, tenía que ser lo más fiel a la realidad de la celebración de muertos que tanto conmueve a México.

A estas alturas tiene un Globo de Oro como mejor película animada. “Coco no existiría sin la gente maravillosa de México y la tradición del Día de muertos. Muchísimas gracias”, dijo su director Lee Unkrich, en la noche de la 75 entrega de los premios.

En Estados Unidos, la cinta recibió ya 200 millones de dólares y en México fueron 60 millones de dólares los que le dejaron a la taquilla; así se convirtió en la película más taquillera en México. En Argentina, en un fin de semana, la cinta fue vista por 405 mil espectadores repartidos en 390 salas. Se estimó que entre ese jueves y el domingo la vieron casi 835 mil personas. Esos números hablan muy bien de la cinta.

Pero ¿Qué tiene la cinta que llama tanto la atención? Para unos es conmovedora, para otros altamente sentimental, a otros les trae recuerdos y no contienen las lágrimas. De eso se trata Coco, de remover los sentimientos más profundos y enraizados que los ligan a los parientes que ya partieron.

Coco es una película homenaje al Día de Muertos que se celebra en México. Una de las tradiciones más profundas que tienen aquel país y muchos países de Latinoamérica, incluyendo a Guatemala. El Día de Muertos más pareciera un día festivo y de muchos recuerdos. Se montan altares adornados con flor de muerto, conocida como Cempasúchil, velas, recuerdos y retratos de los difuntos. Además, se come pan de muerto (un tipo de pan al que se espolvorea con azúcar y anís) y se recuerda con música.

En la cinta Miguel, su protagonista, es un pequeño al que, por el pasado de su tatarabuelo, se le prohíbe escuchar música. Pero, a escondidas interpreta la guitarra. El Día de Muertos es la fecha en la que los difuntos regresan a visitar a sus parientes. Miguel admira a uno de los grandes intérpretes de la música mexicana Ernesto de la Cruz y visita su panteón para sustraer su guitarra temporalmente. Esta le servirá para participar en un concurso de música. Allí comienza el recorrido surrealista hacia el otro mundo.


Sus significados
Pixar tuvo mucho cuidado para elegir cada uno de los elementos que integra la cinta. Desde el perro Dante, el cual es un xoloitzcuintle, un perro endémico de México, cuya característica es su falta de pelo y su piel oscura y que según la tradición prehispánica es quién llevaba a los muertos al inframundo. Para los mexicas había este animalito tenía una conexión con el dios Xólotl, que era una deidad relacionada con la muerte. En náhuatl se le conoce como itzcuintli que significa: el perro de Xólotl.

Este canino es de origen prehispánico y en la cultura mexica es el que atravesaba a los muertos por un río y los dejaba en Mictlán, el inframundo. Justo él, es el que acompaña a Miguel en su travesía hacia el mundo de los muertos, sitio en el que se encuentra con sus parientes.

En la visita al más allá toma forma un gran puente que interconecta a los vivos y muertos a través de un camino de Cempasúchil, planta que florece durante esa época. En Guatemala se usa también para adornar las tumbas. En muchos lugares de este país aún se usa para adornar las casas en esas fechas. Las flores se acomodan en forma de cruz para que las almas encuentren su camino de regreso al más allá.



El simbolismo de esta planta es religioso y medicinal. En muchas localidades de México se usa como medicina contra problemas estomacales. Es un té que se prepara con botones y tallos y, según la medicina tradicional, detiene la diarrea, el vómito y la indigestión.

El mundo de los muertos se representa con una entrada que deja ver pirámides prehispánicas, en una clara alusión a la cultura mexica y se conecta con un puente de flores, como una excelsa figura-homenaje al inframundo, a Mictlán. Ya el otro mundo, poco tiene que ver con la idílica visión que se tiene sobre el inframundo mesoamericano. Los productores se enfocaron en retratar una estación de tren que simulaba estar en el siglo XIX.

Los alebrijes son esos seres que cuidan de nosotros en el paso por este mundo. En la cinta les fueron dados poderes especiales y muy relacionados con la personalidad de su protegido. Los alebrijes son figuras tradicionales de Oaxaca, México y son entes híbridos que se le atribuyen al artista Pedro Linares que los vio en un sueño. Ellos le revelaron su nombre: alebrijes. Por sus formas y colores se popularizaron.

La chancla de Elena, la abuela de Miguel es la que más sonrisas sacó a los asistentes. La abuela se quita la sandalia en forma de amenaza ante las desobediencias. Según el crítico de cine, Anthony Oliver Scott, que entrevistó a los productores, la primera versión era que usara una cuchara grande. Sin embargo, querían ser lo más fieles a los recuerdos de los asistentes y la cambiaron por la sandalia. “Opinaron que eso no se sentía que correspondía con la realidad, así que Unkrich suavizó al personaje y cambió su objeto: en lugar de cuchara, una ‘chancla'”, escribió Scott en The New York Times.


La muerte vista en México
La muerte es un tema de culto en México. No necesariamente ligado a la la pérdida, sino como ese paso al otro mundo de donde alguna vez volvemos para reencontrarnos con los vivos, sin pena, dolor o molestia, sino como un motivo de festividad. Eso sucede en 2 de noviembre en México, fecha en la que se reencuentran con el pasado y lo celebran. Bien lo dicen en la cinta, los muertos no desaparecen si alguien los recuerda en el mundo de los vivos, son seres inmortales.

Los pueblos mesoamericanos bien lo resumen: el alma es inmortal, pero no eterno. No muere mientras perdure en el recuerdo de los vivos. 

Comentarios

Acertado artículo del maestro Ángel Elías,la descripción que hace de la película es correcta, por lo cual lo felicito. Saludos cordiales maestro
Angel Elías dijo…
Estimado Amado, gracias por el tiempo, la lectura y el comentario. Se le estima mucho. Un abrazo fraterno.

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