El actor sale rodeado de militares y policías, en una
conferencia de prensa en la que anuncia el fin del trabajo de la Cicig en
Guatemala. Ya de por sí esta escena pinta mal.
El actor tiene antejuicios contra él y su partido, un
proceso por financiamiento ilícito. El mismo partido que lo llevó al poder y
que pareciera se encuentra sumergido en la mafia política más oscura. ¿Qué le hace
falta a Morales para convertirse en un dictador de un país bananero? Revelarse contra
la ONU y sacar a la misión que se encargaba de investigarlo y este día lo hizo.
La inestabilidad de un país como Guatemala se debe principalmente
al actuar oscilatorio e imprudente de un actor que no tiene la más mínima idea
de lo que es gobernar. Jimmy solo vela por no terminar tras las rejas, vela por
la impunidad y que eso le cueste años de institucionalidad al país.
Fue fácil pedir el respeto a la institución política del país
y apelar al debido proceso cuando a él le convenía, ahora es diferente, él es
el primero en romper ese orden institucional, a conveniencia. Contrarió un
dictamen emitido por la Corte de Constitucionalidad y eso es grave, no solo
porque es el primero en velar por la Constitución (el argumento cajonero) sino porque
envía un mensaje de la búsqueda de impunidad y un enorme miedo a ser
descubierto como un delincuente de cuello blanco.
¿Qué sigue? Para el actor solo quedará esperar el momento en
el que lo esposen y tenga que rendir cuentas con la ley, si no es acá en Guatemala
será en Estados Unidos, que ya ve con preocupación el golpe a la Cicig, ya que
ella es su principal brazo para combatir la corrupción en países tropicales
como este.
Los escenarios pueden ser dantescos si al actor se le ocurre
seguir con un plan en el que dé un golpe a la Corte de Constitucionalidad, dé
un golpe institucional y así provocar el rompimiento institucional. Eso sería la
tapa para aislar internacionalmente a un país que poco a poco pareciera que transforma
en Venezuela o Nicaragua, en el que los regímenes autoritarios impulsan una agenda,
que a toda costa pretende conservar la impunidad.
El trabajo que viene es complicado y, como en los peores
momentos de la guerra, la incertidumbre de lo que pueda hacer un loco que se
hace rodear de militares para mostrar su falso macho, es fuerte. Sacó militares
a rondar por las calles de la ciudad ¿para amedrentar? En su cabeza, sí. Porque
el tipo es un enfermo que se cree iluminado y bendito para guiar a la desgracia
a Guatemala. Pero realmente es solamente un líder de la corrupción, que al
verse sumergido en la podredumbre política solo piensa en atragantarse de todo
el estiércol que le rodea.
Guatemala tiene un reto importante, exigir la salida de un
individuo que nunca debió llegar a la presidencia, no solo por su incapacidad,
sino porque su partido está manchado con dinero de la corrupción y de oscuros
intereses. Los ciudadanos tenemos el compromiso de mostrar el repudió a una
persona que hizo del gobierno un nido de malandros. No apelo a un falso
nacionalismo, sino apelo a la indignación por la incapacidad de un tipo que en
aras de no terminar encarcelado usa recursos estatales para sus fines bajos.
Al tal Jimmy solo se le puede pedir que se entregue a la
justicia, es lo mínimo que puede hacer por el país que no pudo gobernar.
Ángel Elías
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