
(Publicado en Revista La Ermita, Guatemala
Oct.-Dic. 2005)
Oct.-Dic. 2005)
Al abrir las páginas de este libro, no se encuentra olor a Flores en su interior, sino a Alejandra. El nuevo libro de Alejandra Flores, Transparencia del mal, nos inmiscuye en la mente de una mujer, donde el desamor y la desilusión por el mundo, donde las pasiones consumadas y fracasadas, ocupan en su mayoría, las páginas del libro.
Alejandra nos toma de la mano y nos susurra o grita, según sea su pena, en el oído cada texto. Es increíble que este poemario llegue al punto de convencernos de lo cínico del mundo, con cada palabra y con esos versos certeros llenos de caótica verdad.
Sentimos a una Alejandra desconsolada, solitaria y consciente. Consciente de que el amor no se arregla a palos y que no es justo que por ello ese mismo amor cobre cuentas no consumidas.
Su poesía es sencilla, directa y esencial, no necesita juegos retóricos para dibujar sus angustias, no por ello dejan de tener un valor estético envidiable. Dice con pocas palabras, en segundos, lo que muchas mujeres callan una vida. Esto la vuelve la porta voz de las que en una sociedad machista, (para variar, como la nuestra) no la tienen.
Se deja llevar por ese juego de sinceridades agridulces, palabras espontáneas y sentimientos francos, de esas que tanto gustan en la poesía.
El sabor de la poesía de Transparencia del mal, nos arranca, en el caso de los hombres, de ese cubículo intocable, donde pensamos que no hacemos daño a nadie.
En el caso de las mujeres les da la licencia de patalear, injuriar y sentirse mal por amores no correspondidos. Es la defensa femenina y poética para sentirse mal. Y alegar ese hecho innegable.
Al caminar por las páginas de este libro encontramos luchas como esta: /esas noches de locura que inician con una/ llamada tuya/ las añoro sí/ pero no las quiero.
Una franqueza envidiable destila de la pluma de Alejandra, no hablamos de amor de maripositas en la barriga, hablamos del verdadero amor (si es que como tal existe), el amor sufrido, el amor de mundo, esa dificultad para querer, no como mienten los cuentos, sino esa persecución de ideales imperfectos y de sueños malogrados.
Nos refleja a una mujer, que sufre, que llora, que ama, pero no por ello deja de tener los pies de plomo, no sueña con trivialidades, ni ficciones, ni con príncipes de armaduras brillantes; Me/ asusta la idea de la perfectibilidad/ finalmente tus exigencias/ son las concernientes con la sumisión/ y no con las de la libertad/ No/ entiendo esa manía/ de querer cambiarnos/ de dejar de ser/ de la auto postergación...
No es simplemente darse golpes de pecho por un amor extinto, es más que eso, es navegar en lo irrealizable, es darnos la posibilidad, en manos de Alejandra Flores, de añorar con sinceridad y sin censura. Nos vuelca con sus sentimientos, sus oscuridades internas, en sus miedos, en sus rabias, para luego ver su sensibilidad recordándonos que al fin y al cabo es un ser humano quien escribe esas letras; Otra vez/ sos la transparencia del mal/ y no hay caso/ mi cuerpo efervece por verte.
El sentir de Alejandra Flores en este nuevo poemario se dispersa en una poesía limpia, sensitiva y sin sobresaltos, recordándonos que todos tenemos demonios no manifiestos muy en el fondo. /No entiendo esa angustia tuya/ por mis poemas/ simples constructos/ inventos de mi cólera.. /...parafraseándome/ te reinvento/ a la imagen de mi encabronado deseo.
Al final nos entrometemos en el mundo poético de Alejandra Flores, talvez dándonos la esperanza de volver a querer a pesar de los pesares.
Angel Elías
Comentarios
kachelaj@gmail.com, por favor.
muy ad hoc. entrañable.
jajaja
pero beinvenida, que la visita sea la mejor posible.
y por supuesto de Antologia