Allí terminan, los desvelos, las presiones de exámenes, todo lo que implica la vida del estudiante. Pero ¿Realmente es el fin? Probablemente sí. Es el fin de algo. Y el comienzo de todo lo demás. Entonces, a un año exacto de que eso me suceda, me veo en la misma situación y es frustrante creer que allí acaba todo y celebrar ese raquítico hecho.
Creer que el logro más importante de mi vida llegue después de un examen y que con cohetillos, voy a alivianar todo el sacrificio hecho durante los últimos cinco años, es pobre.
Realmente me vi patético en la situación. Pero lo que más me preocupó es el hecho de saber que dentro de pocos meses más mi carrera terminará en un mariachi oliente a ron barato de la zona 1 capitalina.
Cómo es posible resumir mi vida a un vulgar mariachi. Y sentirme contento con ese hecho. Hace algún tiempo, cuando me gradué de la secundaria, mi celebración fue pobre, porque yo quería que fuera así. No tengo ninguna fotografía de ese hecho. Porque esperaba este momento. Encontrarme al filo de la gradación universitaria, que creí, por un momento, fuera más dignificante.
Pero, veo que no es así. Que es un hecho tan simple como altisonante. Y en el peor de los casos arrastrado por la chabacanería hasta lo indigno. Pero no puedo esperar más. Entonces ese mariachi, toca en una celebración vacía, sin sentido, pretendiendo que sea por lo menos sea gratificante.
Pero qué legare de recuerdo; más allá de fotografías de la bandada a medio embriagar. O los mariachis tocando canciones que pasé aborreciendo toda mi vida. Ciertamente es un fin criterio alguno. Sin fundamento, sin ceremonia y vergonzoso.
Celebrar el paso de perico que se da en la vida no puede ser más grosero. Y en este sacrílego hecho, lo que debió ser un hecho, sino inolvidable, por lo menos plausible.
Pero en realidad en este mundo matraca, globalizado e interconectado, el cerrar una carrera, que no es lo mismos que graduarse, puede verse como verse como el acontecimiento del siglo. Pero yo le veo más simple y hasta más triste. Es dejar todo lo que te formó un día. Y dejar de aprender, lo que nunca aprendiste. Es cerrar la puerta de golpe sin oportunidad a arrepentirse.
¿Realmente estos estudiantes celebrar el hecho de subir de nivel académico o celebran el hecho de ya no tener que aprender más? Es que ahora ya dejaron de ser estudiantes (título muy digno y humilde, por cierto) y serán los futuros graduandos de la U. Título que en muchas ocasiones termina siendo eterno.
Esa noche los exestudiantes, celebraron su fin de pénsum, con ron barato y luces de cabaret. Digno de una película de los treinta. Entonces la película que pasaba ante mis ojos esa ocasión; de cuerpos contoneándose, meciéndose, pasaron al blanco y negro, y luego se amarillearon como una foto vieja, con un espacio en la orilla de la misma. Un lugar que probablemente ocuparé dentro de un año. Y del cual, no quiero salir con olor a un viejo mariachi y cigarrillo barato. Celebrando que ya lo sé todo y que no necesito más de los libros. L
Angel Elías
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Saludos.
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Gamp*