
Atitlán
Uno de lo pasos obligados por el occidente guatemalteco es Atitlán. Las orillas del lago más bello del mundo. Ciertamente esta visita no se puede escapar. Aunque mucha gente piensa que Atiltán es el lago. Y cuando llegan a lugares como Panajachel, municipio que se ubica en sus márgenes, éste queda opacado.
Uno de lo pasos obligados por el occidente guatemalteco es Atitlán. Las orillas del lago más bello del mundo. Ciertamente esta visita no se puede escapar. Aunque mucha gente piensa que Atiltán es el lago. Y cuando llegan a lugares como Panajachel, municipio que se ubica en sus márgenes, éste queda opacado.
Lo mismo sucede con todas las poblaciones, se Atitlanizan, si es que se puede decir de esa manera. Este fenómeno no es del todo bueno ni del todo malo.

Cuando se llega Sololá, departamento en el cual se ubica el lago, uno se da cuenta que todo gira en torno a lago. Pero no hay buena introspección de la riqueza cultural que encierra el municipio.
Como por ejemplo sus cofradías o la riqueza de sus trajes regionales. Eso por solo mencionar algunas cosas. Pareciera que toda la peregrinación va al lago en sí.
De regreso de San Pedro La Laguna, me entretuve viendo el correr del agua por el lago. Y me supe un poco atolondrado por embragarme con la belleza de sus aguas. Al llegar al embarcadero de Panajachel, camine hacia el pueblo. Y me perdí por sus calles. No por sus calles conocidas, sino las que se encuentran detrás de la iglesia.
Vi a otras personas, otros rostros, otros semblantes. Deje la plasticidad, sus extranjeros y las poses de la calle Santader. Me acerqué a la Guatemala que admiro.
Entre calles torcidas, y aceras estrechas me sentí de nuevo en Guatemala. El lago entonces, pasó a ser simplemente esa postal que envío al extranjero.
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El mes de Febrero lo tenemos ya encima. Y yo por mi parte no acabo con los temas pendientes y tengo muchos en la cola. Los iré terminando de poco en poco.
Este es el mes loco, pues la locura muchas veces deja entrever la realidad que no aceptamos, pero que allí está.
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Dicen por allí, aunque me lo sospecho, que esta es la fórmula matemática de las relaciones sentimentales:
Hombre inteligente + mujer inteligente = Gran Relación
Hombre inteligente + mujer ingenua = Aventura
Hombre ingenuo + mujer inteligente = Matrimonio
Hombre ingenuo + mujer despistada = Embarazo.
Ángel Elías
Comentarios
un abrazo
vamos a institucionalizar los caites de oro junto al nacional de literatura