
Nada como el 14 de febrero, con sus rosas, son sus poemas, con sus petardos en la mañana, con el aliento de la persona amada en el oído desde la madrugada. Por supuesto, no pueden faltar los mariachis, ni los arreglos florales comprados a última hora. Aquellas rosas a medio marchitar que quedan en la tarde del 14 para los despistados, sortean autos en la calle cargados por un niño con cara de angustia por no vender todo el producto. Son las mismas rosas que quedan en el florero de la mesa de la futura familia política. A los días, ese mismo arreglo estará en la basura de la misma familia política.
Ahhh, compartir ese día con la persona especial. Es especial porque se sortean autos, para quedarse atorados en el tránsito, no encontrar luego parqueo y para ajustar, no hay dónde comer. ¿Por qué todos salen a celebrar el mismo día que nosotros? Con los años nunca es lo mismo, cada vez es peor.
Pero los días previos pueden también volverse un desastre. Buscar regalo para el intercambio, para jugar al amigo secreto. ¿Qué se puede escoger para el tipo de las fotocopias? ¿Qué se le puede dar a la recepcionista que se pasa quejando de su esposo? Allí la búsqueda del Santo Grial. Con nada quedamos bien. Una blusa, un par de pañuelos, un perfume… buscamos algo que no diga nada, más allá de un fingido feliz día.
¿Y qué recibimos? como todos los años, un fabuloso reloj. ¿Un mensaje subliminal acaso? Kundera decía que nosotros regalamos lo que nos gusta. En términos Freudianos, nos proyectamos. Lo que no dice Kundera es que ese regalo es para alguien que estimamos un poco. No con ello digo que no estimemos a nuestro amigo secreto, simplemente… que no sabemos qué regalar.
Por ello los lugares de peluches y regalitos se llenan de color previo a esos días. Papel y decoraciones de colores invaden cada uno de estos recintos. Una niña quinceañera nos pregunta qué buscamos… nosotros decimos que solo estamos viendo. Pero sí necesitamos un regalo. Es un tanto difícil de escoger entre tantas cosas. Entre tanto peluche, entre tanta tarjeta de Woonie Pooh. Y no llevamos nada. Seguimos en la búsqueda. Miles de personas hacen lo mismo, sufren el mismo delirio. Un pintacaritas nos ve con cara de lástima. El 14 de febrero se acerca o se nos escapa. No tenemos regalo y unas ganas de llorar porque somos unos inadaptados. Las tiendas de regalos tienen de todo, algunas veces cosas realmente… ¿cómo podríamos decir? Poco necesarias. Se encuentran desde hojas perfumadas hasta peluches habladores. Todo eso es lindo… hasta que terminan en el bote de basura, con el corazón despechado o en cualquier maratón del juguete. Por ello vemos tantos ositos tristes en cada una de las maratones. Al fin ya sabemos cuál es el destino y terminamos comprando cualquier cosa.
El día del cariño, es una fecha para no olvidar. Claro, recordaremos que no hay que gastar mucho año próximo. Pero como promesa de borracho, no lo haremos.
Ángel Elías
Comentarios
Recuerdo que a una amiga un día de esos, hace muchos años, le llevé una rosa. No sé si ella lo recuerda o si me recuerda. A mí por lo menos el gesto que hizo al recibirla me sirvió para entender que celebrar ese día es una muy pero muy mala idea.
Talvez solo esté resentido!
Saludos y un tardío abrazo del día de la amistad pero como ahora es todo el mes todavía es válido!
un abrazo para vos también...