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Un viejo loco en la Selva



¿Quién de nosotros no tiene una dosis de locura cuando se decide a leer un libro? ¿Quién de nosotros no es tomado como un loco cuando prefiere un libro frente al frenesí tecnológico? ¿Quién de nosotros no disfruta con locura un buen libro? Luis Sepúlveda, escritor chileno, nos regala esta novela, Un Viejo que leía Novelas de Amor, donde la selva es ese personaje principal y los personajes meros artículos decorativos en ella. Ese es el gran mérito en ella. La personificación de la selva que cuenta su historia y su personalidad más humana de lo que creemos. Lo que impresiona de esta novela es la facilidad el texto, sin caer en lo obvio. El dibujo de la selva como una ser vivo, como una forma viviente que coexiste en la selva. En todo caso creo un poco apresurado llamar a Antonio José Bolívar (personaje principal) como viejo loco.

Pero en qué se relacionan los libros y la selva. El personaje principal es un lector apasionado de novelas de amor. Que se sumerge en la selva como un amante empedernido y comparte lecturas con su soledad. Y qué mejor que sentirse acompañado del amor.

Los ruidos de la selva, las formas de ella, toman vida en la novela que nos desenvuelve en un misticismo de la selva amazónica. Por momentos sentimos el olor de ella, el miedo, la tensión y pos supuesto su silencio. Por otro lado los personajes se construyen con una aparente facilidad, pero en el fondo tiene su complejidad humana. Desde los mismos humanos hasta los animales y la selva tienen sentimientos. No están exentos.

Todos los personajes se entretejen para formar el argumento. Desde los habitantes originales del lugar, Los Shuar hasta los invasores colonos, pasando por quienes forman parte del origen del conflicto en la selva, los gringos. Los mismos que llegan y matan a las crías de jaguar. Este mismo animal entonces empieza a cobrar víctimas con los habitantes de la selva. Por lo que se arma una expedición para mantener a raya al animal.

De allí la trama se entreteje de una manera un tanto vertiginosa, retenida por momentos con regresiones que explican el origen de cada historia. De allí la historia atrapa. Mantiene en vilo al lector con todo su argumento.

La novela tiene una dosis alta de conciencia ecológica y denunciante. Por un lado trata de reconciliarnos con nuestros orígenes naturales y por otro dándonos palmadas para que tengamos una dimensión sobre los daños provocados por los desequilibrios ecológicos. Además del aspecto sorprendente de la carga ideológica retratando a los gringos como los invasores, en una clara alusión a la intervención estadounidense durante la historia mundial.

La novela se defiende sola con su sencillez y claridad. Un Viejo que leía novelas de amor, es una novela que retrata a un lector tardío en la selva. Que retrata una conciencia tardía en el mundo. Que nos muestra que el mundo a pesar de lo que creemos es una simbiosis exacta y frágil. Nos da un bosquejo de la personalidad de la selva. En esta novela la selva no es el escenario, es el personajes que se lleva las palmas al cerrar el telón. Una novela que no se puede perder. Haga como el viejo y no deje pasar la vida sin un libro y por supuesto sin amor.

Ángel Elías

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