Publicado en Prensa Libre Sección Cultura abril 2005 Han de ser y serán, las lecturas de poesía, una forma de decirle al mundo sus verdades de una manera meta-lingüística única. Pero desde que sorprendió el joven francés Arthur Rimbaud con la novedad de su poesía, pareciera que ya nadie se interesa en sorprendernos. Las lecturas de poesía son para deleitarnos de un rítmico lenguaje metáforas vanguardistas, talvez un poco de nuevos elementos que aporten algo para la obra de quien lee. Ahora es diferente, en la mayoría de lecturas se limitan a retransmitir lo ya escrito. Como si quien fuera a ese tipo de eventos fuera un alfabeto disfuncional; y aunque ese fuera el caso, por qué no regalarle algo "nuevo" en una de esas famosas lecturas. El escritor se inmiscuye en su propia obra, releyendo sus mismos viejos poemas, que talvez sean buenos, pero eso no implica que siempre los tenga que leer. Claro está que no ocurre en todos los casos, y que no existen poemas que no merezcan volver a ser escuchados, pero esto es solo algunos raros casos. Es como repasar las viejas lecciones de geografía de la escuela, aburridas e insustanciales. El poeta es innovación, es el rompimiento de esquemas, es la sorpresa constante, no es la comodidad de sentarse frente a un libro y dictar cada frase en él escrita. Lo siento, pero eso lo puede hacer cualquier niño de primaria. Es una verdadera ofensa que los escritores de ahora se limiten a esa comodidad. No se dan cuenta que, nosotros sus "lectores", ya estamos empalagados de su falta de interés por asombrarnos. No puede ser posible que estos mismos escritores, que son derroche de ingenio y de imaginación, no tengan material nuevo y digerible. Que solo existan sus publicaciones y que fuera de allí no tengan más. ¿Un poema debe ser declarado como tal únicamente al momento de su publicación? ¿Fuera de una publicación, todo lo escrito no vale la pena? O en el peor de los casos ¿El artista ya cayó en el mercantilismo como para no mostrar lo inédito? Es tiempo que se exija a los escritores con crítica objetiva. Las lecturas de poesía son la vitrina del pensamiento completo del poeta. Es la ventana de contacto de lo etéreo con lo tangible. Es la desnudez excelsa del poema y su creador. No es la venta donde se enseñan los trapos viejos. No con ello pretendo que todos se abalancen a leer inventos absurdos y carentes de estética, ni la completa inhibición de parafrasear los añejos escritos. Lo que pretendo es que exista conciencia y trabajo serio en el noble y bello oficio de escribir. Angel Elías |
Mi buen amigo Guillermo, escribió un artículo interesantísimo. Le Concedo el espacio ya que es un excelente material. ¡¡¡Que lo Disfruten!!! Mel Gibson’s montó una película cuya argumentación es una pura y simple extrapolación de algunos pocos hechos históricos de una sociedad que el cineasta llama Maya, pero que en realidad no corresponde, ni por las escenarios arquitectónicos, ni por el vestuario, ni la utilería, ni por las manifestaciones de la vida cotidiana de los pueblos mayas descritos por los cronistas españoles, sobre todo curas, a finales del siglo XVI. Y por otro lado, dada la tendencia de Gibson’s a magnificar lo sangriento, las bajas pasiones, con el fin de impactar a un público cinófilo ávido de violencia escénica, sediento de actos necrófilos, convierte el film en una desagradable y, a veces repulsiva, ficción del salvajismo de los humanos. La historia negra de l...
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