
Recientemente se designó el Premio Nacional de Literatura en Guatemala “Miguel Ángel Asturias” para este año. Galardón que se le da a un escritor en Guatemala por su trayectoria literaria y su aporte a las letras en el país. Un Premio que se viene dando desde finales de los años ochenta.
En esos días en un periódico de circulación nacional aparece un reportaje sobre algunos de los Premios Nacionales anteriores. En el reportaje se dice que para recibir el premio nacional únicamente se necesita paciencia, ya que son tan pocos los escritores, que de una u otra manera les ha de tocar la chibolita. Esas declaraciones ya otro escritor, que por cierto no lo ha recibido, las había dado.
Esas palabras son reveladoras, para recibir el premio se necesita paciencia, nunca se menciona calidad. Eso nos hace pensar en los escritores en Guatemala, no tienen incentivos para crear. Ya que su máximo galardón es simplemente una recompensa a la paciencia, y por supuesto a la presencia mediática, que acompaña para estar presente en la mente de quienes disponen el premio.
Desafortunadamente el premio con los años se va desmeritando. Se vuelve un premio al “de plano”, donde el “Ya le tocaba” es la batuta con la que dirigen la orquesta.
La banalización de un premio que debiera ser un orgullo de todos los escritores guatemaltecos, es evidente. Entonces, todos recibirán el premio, sin siquiera merecerlo. Luego, con el tiempo, perdido en amiguismo y pago por privilegios.
Pero, creo el problema radica en la frecuencia con la que se entrega el premio, no es el premio en sí. ¿Qué tan necesario es entregar el premio cada año? ¿Hay tantos escritores que hayan llegado a la calidad necesaria como para merecerlo? Ciertamente el premio debe entregarse a la carrera literaria de un guatemalteco, pero que en realidad haya sido, con el paso de los años, una carrera loable en las letras.
No con ello digo que no hayan escritores de calidad, simplemente digo que se debe entregar en el momento justo y no cuando ya le tocaba la chibolita.
Uno de los problemas de los nuevos escritores es la falta de espacios de publicación. En este país a veces pareciera que hay más escritores que lectores, entonces la publicación se vuelve un verdadero viacrucis, especialmente para aquellos nóveles que surgen desde el anonimato. No hay incentivos para los escritores jóvenes.
En ello cabe perfectamente la posibilidad de entregar el premio nacional de Literatura cada cuatro años, con una suma monetaria (ya que la se da en la actualidad es risible para años de trabajo literario) representativa, y que el resto del dinero sea destinado a un fondo para colecciones de nuevos escritores, como alguna vez lo hizo Editorial Oscar de León. Además los 50 mil quetzales que se le da a un escritor por el trabajo de su vida, bien lo gana un jugador de fútbol en dos meses, en este país, por supuesto.
O en otro de los casos entregar un premio a la obra literaria destacada del año. Teniendo en cuenta que muchas veces los escritores tienen que pagar su propia edición, algo inaudito, por la publicación.
Ahora bien ¿Quiénes deciden a quién va el premio? Ese es otro camote, que plantearemos la próxima semana.
Ángel Elías
Comentarios
Sin embargo yo soy amante de los libros y el sentir el papel en las yemas de mis dedos aun me deleita.
El blog por lo pronto, es unicamente un medio de expresion, aunque no ha logrado quitarle el lugar a los libros.
Sobre los bloggeros; los hay muy buenos. que de otra manera no los hubiera conocido, pero tambuièn en esa libertad de publicacion, los hay muy malos.
aunque a la larga, no sortan la presion de escribir cotidianamente y terminan tirando la toalla.