
Hay colores que te dejan pensando, que te dejan la sensación de vida. ¿En este ajetreado trabajo, en esta muy continua vida, nos detenemos a ver el cielo?
A lo largo de los años, a lo largo de ese indomable ser al que llamamos tiempo ya casi no nos detenemos a nada. Ni siquiera ver el cielo. Que de alguna manera puede recordarnos que somos únicos.
En una tarde cualquiera, cualquier cosa aparece en el cielo mostrándonos que la esperanza se mantiene. Que la esperanza es lo que no se debe perder. En el Antiguo Testamento, se señala que el arcoíris es el pacto con la humanidad para no volver a ser destruida por otro diluvio.
Y eso nos recuerda que los diluvios personales, son esos temporales, raros e intensos antes de

El ser humano tiene la habilidad de volver a confiar, de esperar (algunas veces ingenuamente) que las cosas pueden cambiar. Y en efecto cambian, los problemas se despejan, las dudas se aclaran y terminan por dibujar con colores en el cielo, con crayolas la esperanza en el cielo.
Hace algunos días en el cielo de San Martin Jilotepeque apareció un arcoíris que por un momento nos hizo mejores personas.
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Después de todo, las cosas pueden funcionar. Hace algunos días recibí un regalo que no puedo dejar de comentar. Miguel Ángel Pérez, con quien comparto una amistad, me llevó una pequeña sorpresa. Entre los ajetreos de la vida generalmente olvidamos que hay cosas sencillas y elementales en la vida, como lo puede ser conocer y compartir con una persona pasiones tan características como el arte.
Miguel Ángel Pérez es pintor, al conocerlo es ver a una persona sencilla y muy entregada al arte. En sus manos refleja la delicadeza del pincel y la certeza de retratar un lugar, un paisaje, una imagen. Al platicar con él uno se da cuenta la maravilla, la mística, la forma tan hábil de llevar ideas a un lienzo.
Su arte se centra en las mujeres, arte no por demás inspirador por sí sólo. ¿En realidad él comenzó la pintura dibujando mujeres? Pérez responde que no. Que los primeros pincelazos fueron dados en la escuela, fueron un impulso que surge al dibujar, muy bien, mapas en los pizarrones de los maestros que no tenían esta noble habilidad.
Su vida transcurre entre sus pinturas, sus autores favoritos que no teme en citar, parafrasearlos o simplemente recordarlos. No gusta vanagloriarse sobre sus logros. Gusta de disfrutar de su arte como, según sus palabras, un don.
Ha participado en varios certámenes y es constantemente llamado para las subastas de arte que se venden muy bien entre los coleccionistas. Su arte se basa en las mujeres, como ese paisaje inhóspito, hermoso y muchas veces incomprensible que toca enfrentarnos.
Miguel Ángel Pérez, me deja un recuerdo, un regalo suyo. Una Figura de Mujer, como él la tituló. Una hermosa mujer pensante en técnica de acuarela. ¿Por qué una mujer pensante? Pérez me responde ¿Qué mujer no piensa antes de hacer cualquier cosa? Ella está meditando una respuesta, es una mujer que tiene la mirada fija en algo que busca.
Ciertamente es una respuesta que me sorprende. Y me parece certera.
Ángel Elías
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