Al ver la futura contienda política, solo queda cerrar los ojos mientras todo el país se cae por el despeñadero. Cada quien lo hace a su manera. Ya que el peor vicio de este país, no es el guaro, es el olvido, decía Miguel Angel Asturias. Años después nos damos cuenta que es cierto. Que seguimos siendo esa sociedad reprimida y retrograda que piensa que las cosas se arreglan a golpes y las arregla nuestro patrón. Y olvidamos rápidamente.
Porque esta sociedad todavía se maneja por feudos. Creemos que los gobernantes son nuestros señores y que deben defendernos contra todo. Y claro, porque somos una partida de cobardes que nunca nos involucramos en nada, solo esperamos que otro se encargue de todo. Guatemala tiene los peores índices de participación política. Y todos somos culpables de que genocidas, sociópatas, narcotraficantes, mareros, delincuentes y cuanto enfermo mental con dinero, quiera llegar a poder. Y el peor de los casos acceda a él.
En los periódicos leo los comentarios vertidos sobre los candidatos, y son, francamente, un nido de incongruencias sacadas de la guerra fría. Porque acá nunca se enfrió la guerra, porque nos mentimos pensando que nunca la hubo. Porque suponemos que el otro es el equivocado. Y las personas apoyan en su desesperación a los candidatos que mencionan a dios, que dicen tener la cura con firmeza, que dicen tener el agua azucarada en botellas. Pero ese solo es el signo de desesperación social, al que hemos llegado. Simplemente dejarnos llevar por los espejismos de una sociedad en decadencia.
¿Hay solución? Espero que sí. Que venga el Chapulín Colorado a gobernarnos con la furia de su chipote chillón. Porque también le creeríamos. Especialistas que somos en creer a lo que sabemos no pasará.
Y regresaremos en el tiempo. Nos meteremos en una máquina del tiempo, para recordar como era todo antes. Militares en las calles, medidas hechas al corte de la oligarquía guatemalteca, un ejército personal para la clase criolla de este país. Y gente muriendo en la montaña. ¿Por qué? Porque el guatemalteco parece que solo aprende a golpes. Porque aún tolera la bota de dominio en la cabeza. Porque el guatemalteco no se compromete. Pero no hablo de patrioterismos baratos, porque la patria como tal no existe. Porque lo que nosotros conocemos como patria es un gran invento, ni el quetzal es nuestra ave nacional, ni la ceiba es el árbol de Guatemala. La patria, si es que existe es la construcción que tenemos dentro de la cabeza. Para unos la patria son armas, para otros, opresión, para otros pocos, esperanza.
A unos meses de empezar la campaña electoral, los mismos dinosaurios que nos tienen sumergidos en este país, afinan sus garras y colmillos de lo que parece una gran cacería ¿Y nosotros? Como siempre, presa…
Ángel Elías
Comentarios
Me temo que nuevamente no hay opciones. Si sabés de una me contás, ok? de pronto me animo a votar al fin.
Por cierto, Arzú no puede ser nuevamente presidente, cierto?
Saludos.
Arzú no podria ser presidente, aunque algunos dicen que vice sí, en este país todo puede pasar.