Ir al contenido principal

Textos Zip XXXVII


Aquella noche ella estaba sola en su casa, no había más allá que el viento que golpeaba su ventana. Acaba de salir de la ducha cuando su alma llegó. En un intercambio de miradas se sonrieron como cada noche. -Buenas noches -, era el ritual que cada día antes de cenar. Ella pasaba todo el día esperando ese momento de la noche, en la que su alma le contaba lo que había hecho en el día. Cuentas, chismes de barrio y algunos chistes llenaban la casa, además de las cómplices sonrisas de ambos. Ellos se conocieron en un retiro espiritual, a las orillas del lago. Ella siempre lo había tenido prisionero. Fueron 30 años en los que ni un saludo se habían intercambiado, a pesar de los esfuerzos de su alma por entablar una conversación. El chamán le dijo que su alma tenía algo que decirle y el fuego solo dijo: libertad. A partir de ese día, el alma de ella sale a trabajar, cobrar cuentas y beber una cerveza en un bar cercano y regresa antes de las 9 de la noche para contarle lo sucedido. Para ella ese extraño cambio se convirtió en rutina. Cada noche le preparaba un libro y besos. Su alma entonces se apacigua y pregunta por las noticias. Ella lo abraza, como cuando le perteneció y este la besa en la frente, consciente de que nunca estuvieron más unidos.

*************

Aquel día se levantó un poco nervioso. Encendió la televisión con su control desde la cama y aparecía las primeras noticias, nada fuera de lo normal. En el patio apenas el alba dejaba pasar los rayos del sol. En la cocina se escuchaba el sonido de los primeros sartenes para preparar el desayuno. -Esa Mónica, mucho ruido hace y yo estoy algo nervioso-, pensó mientras se preparaba para levantarse. Aquellas cobijas eran muy cómodas y tibias para dejarse. El piso estaba muy frío y caminando sobre sus talones llegó por su pants que estaban en la silla. En la televisión comentaban los deportes. -Municipal perdió otra vez -, dijo con cierta resignación. Se puso la bata y salió de la habitación. El timbre sonó y eran las 6 de la mañana. Un sobresalto -¿Quién será a esta hora?- se preguntó. El timbre siguió sonando con insistencia, los pasos de Mónica se escucharon y luego el abrir de la puerta delató una conversación. Él bajó nervioso por las escaleras de su casa. Señor, lo buscan, le dijo Mónica. Solo alcanzó a ver cuatro hombres con chalecos y unos lentes oscuros. -Diputado Gómez­, necesitamos que nos acompañe -dijeron aquellos hombres con el logotipo de Ministerio Público mientras entraban a la casa y lo esposaban. Las cámaras de televisión ya estaban en su patio y en el noticiero matutino se interrumpieron los deportes para anunciar un Última hora. 

Ángel Elías

Comentarios

Entradas más populares de este blog

APOCALYPTO.

Mi buen amigo Guillermo, escribió un artículo interesantísimo. Le Concedo el espacio ya que es un excelente material. ¡¡¡Que lo Disfruten!!! Mel Gibson’s montó una película cuya argumentación es una pura y simple extrapolación de algunos pocos hechos históricos de una sociedad que el cineasta llama Maya, pero que en realidad no corresponde, ni por las escenarios arquitectónicos, ni por el vestuario, ni la utilería, ni por las manifestaciones de la vida cotidiana de los pueblos mayas descritos por los cronistas españoles, sobre todo curas, a finales del siglo XVI. Y por otro lado, dada la tendencia de Gibson’s a magnificar lo sangriento, las bajas pasiones, con el fin de impactar a un público cinófilo ávido de violencia escénica, sediento de actos necrófilos, convierte el film en una desagradable y, a veces repulsiva, ficción del salvajismo de los humanos. La historia negra de l...

El clasismo chapín

"Una familia" Fernando Botero (1989) Tocando el tema del clasismo en el país, me di cuenta, que tanto como el racismo, esta es una práctica bastante generalizada, pero extrañamente permitida; al supuesto que “como lo ven, lo tratan”. Y es que el clasismo en Guatemala se ve como algo mucho más normal de lo que debería ser. Si se tiene carro, si se tiene buena ropa y aunque pareciera trivial es mucho más común de lo que se piensa. Cuántos de nosotros nos hemos topado con personas que gustan de ver a las demás de abajo hacia arriba o preguntarles sobre sus triunfos académicos, ingresos económicos o simplemente dejarse llevar por la apariencia y calificar por lo poco que ve. Guatemala es clasista, se deja llevar por la ropa y la primera impresión; el pensamiento dominante priva de lo que realmente vale. La persona como tal, no por lo que viste o cómo habla. Pero es fácil dejarse engañar y asumir que no se es clasista cuando se practican, aparent...

Mario Payeras y su latitud de la flor y el granizo

La latitud de la flor y el granizo,  del escritor guatemalteco Mario Payeras (Chimaltenango, Guatemala, 1945-1995), es una joya literaria que invita a reflexionar sobre uno de los problemas más graves que enfrenta el planeta, el cambio climático. Este documento, que fue escrito en la década de 1980, hace un análisis sobre las consecuencias del impacto que el ser humano tiene en la Tierra. “Es urgente, en efecto, parar la obra de la sierra mecánica que en el silencio de la selva hace caer al cedro en flor”, explica el autor.   Con una prosa limpia y poética Payeras hace un llamado a cuidar la fauna y flora guatemalteca. Además explica  la influencia de la época industrial en la naturaleza. “Con la imaginación de poeta nos hace amar  Guatemala y con la rigurosidad de un científico explica todos los fenómenos sociales y naturales”, dice el prólogo.   El libro no solo es una llamada de alerta.  Sus páginas son un recorrido cultural y ecológico por el p...