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Resacas Crónicas


Marco, un amigo, acaba de salir de un amor efímero. Para él fue uno de los más intensos que ha pasado en su vida. Cuándo le pregunté cuáles son las características ese amor, me dio las señales inequívocas de éste: taquicardia, alucinaciones amorosas, exaltación de la mujer amada, excitación al hablar de ella, pérdida de la conciencia y del sentido del tiempo, falta de hambre y recitar su nombre en distintos idiomas con rimas amorosas.


Es claro, este amigo sufrió de un amor efímero, y me tomé el atrevimiento de felicitarlo por haber sido uno de los pocos hombres con la dicha de disfrutarlo a plenitud.


Sucede que la mujer que este amigo exaltaba simplemente lo dejó, de la noche a la mañana, sin explicación alguna. Y esa montaña rusa, en la que tenía convertido el corazón, simplemente se vino estrepitosamente a pique.


Ahora, no hay modo de consolarlo, parece como ido. ¿Ha dado señales de vida Marina (así se llama la chica de la que se enamoró)? –le digo con tono de preocupación. –pues,… no –responde un poco melancólico. –Ni una carta o algo que la sepa viva –le insisto –pues,… me dijo que me escribiría pronto. –pero ¿Lo ha hecho? –Le increpo –no, todavía no –me dice con una congoja que solo pueden tener las almas en el purgatorio.


Me cuenta que desde hace semanas viene sufriendo algo que ha dado por llamar resaca amorosa. Una especie de estado post romántico, donde el cuerpo se reciente de los excesos durante una relación. Sucede que uno en ese estado no se tiene conciencia racional (como yo le llamaría) y comete atrocidades en contra de su estado normal. El exceso de adrenalina al tenerla cerca puede provocar una especie de dependencia a su contacto y a su olor.


Pero ¿Qué sucede cuando el estimulante, súbitamente desaparece? Eso fue exactamente lo que le sucedió a este amigo. Su estimulante desapareció y por supuesto cayó en una especie de síndrome de abstinencia. Abstinencia de ella.


En su momento, según él, tuvo crisis de existencialismo inocuo, que en un principio eran cada seis horas, y después se espaciaron a doce. Pero es terrible, según me cuenta, cuando esas crisis lo despiertan en la madrugada, ya que no vuelve a conciliar el sueño. Marco en pocas palabras arañaba las paredes para después subirse en ellas.


Pero –le dije –la solución es que ella regrese ¿No es así? –lo dudo me responde, la cura sería peor que la enfermedad. Sería narcotizarme otra vez cuando apenas si estoy parado.


Días después vi a la chica pasearse campante, de nuevo, por una de las calles del barrio. A lo que supuse que mi amigo se pondría a dar de saltos cuando lo supiera. Cuando lo vi, ya tenía otro semblante, parecía más lozano. Le dije que había visito a su chica, a lo que me responde saber exactamente desde cuándo ella anda en el barrio. Pero que no la buscará.


-¿Por qué? –le pregunto asombrado. Simplemente –dice –otro trajín así, me mataría de un ataque al corazón.


Ángel Elías

Comentarios

Anónimo dijo…
Es mejor dar la vuelta y no ponerle tanto caso al corazón, a las pasiones, claro te pueden dar un paro cardíaco y cuesta sacarta la espinita casi para toda la vida. Algunas cosas si valen el corazón, igual que algunas mujeres. Saludos, seguiré leyéndote.
Angel Elías dijo…
Ciudadano Cero: Gracias por la visita, espero que no sea la ultima.

A este amigo poco a poco se le pasa la congoja, aunque a veces parece que no.

Sin embargo alli estamos para ehcarle la mano y prestarle el hombro.

Y decirle, -asi son las mujeres vos. -jajaja.
Anónimo dijo…
Estimado Angel quisiera brindarte mis respetos hacia tu blog, muy positivista y limpio, yo no soy tan educado como habrás visto, mi lengua es procaz, a veces demasiado soez, sin mucho encanto, academia y luz, tengo mis límites en el horizonte.

Tu blog me ha llenado de muchas emociones, lo he recorrido, lo poco que he podido, pues no todo el tiempo es mío, pero lo he hecho con el gusto de darme el tiempo, libre de presiones, fuera del rock mi otra onda, escucho a Mozart mientras te escribo, también soy amante de la música clásica, (tantos autores por nombrar que me han llevado tan lejos, más que otras cosas, o sustancias), estoy sobrio no tengás cuidado.

Los comentarios los he puesto en la vehemencia del escritor que a veces abusa de la verborrea, del monólogo, y como dice Javier Payeras en su libro Lecturas Menores, "si el loco persevera en su locura se convierte en genio" haciendo referencia a Leopoldo María Panero, a veces en su monólogo y verborrea, a veces claro está, a veces se abusa, a veces en el despiste y la estupidez, como lo he hecho con tu blog; he pasado a leer a Aminta de la cual me ha gusta su fluidez, aunque talvez algún comentario no le parezca, por ser un poco rudo y patético (maldita la palabra que me acompaña), pero agradable y positivista, dale mis saludos a tan respetable dama, no quise ser abusivo, aunque mi monólogo con ella rayara en algunos pedazos, sin hacerlo con inquina, en cierto
-descacuerdo-acuerdo-,
cierta candidez en su visualización de nuestra realidad, pero positivista, en su último texto, aunque el homicidio literario, sea más de mi agrado. En medio de mi negativismo te doy las gracias por tu espacio y tu ahínco por la cultura, es necesario, además y perdón, por mis horrográficos renglones con dedazos, pero el cerebro piensa antes que la patinadora, que el-palito-que-habla, diría Cortázar.
Un gran saludo y espero seguir bebiendo sus textos.
Hasta muy pronto.
Angel Elías dijo…
gracias por la vista Ciudadano:

hace ya algunos años que disfrute del rock como forma de vida, pero lo traicione por la musica clasica, entonces me siento identifiacado con lo que de alguna manera sientes.

Sobre los colaboradores: siempre he pensado que este mundo es una amalgama pensamientos, en donde la riqueza radica, como diria Savatier, no en lo que nos hace distintos, sino en lo que no asemeja.

eso es lo grande de que pensamos.

Un abrazo...

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