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Picuegallo XIX




No hay nada más… la navidad puede decirse que se asienta en cada persona de casi todo el mundo… lo quieran o no. Para algunos una época de sonreír, para otros una época de llorar. Para ser franco este año no voy a despotricar contra el fin de año. Simplemente porque todos los años es lo mismo, y nada de lo que diga lo va a cambiar, tráfico, histérica colectiva, consumismo, todos los años recibimos una dosis igual.

Al recorrer de los años se desvanece lentamente un tipo de euforia que teníamos de pequeños. Y ¡claro! Nos sentimos más viejos e inevitablemente comparamos el año transcurrido con el anterior y así sucesivamente. Como la película que todos los años pasan por la tv. Hace unos días leía el comentario de Jorge Sierra, decía, las mismas canciones, los mismos toques, las mismas letras de todos los años, nunca cambian. Ya es hora de que cambie. Me pareció acertado el comentario. Algo debe cambiar, a nivel personal o colectivo, no lo sé.

Todos los años, todos los días previos a la navidad se vuelcan a un frenesí de consumo que a la larga nos hace preguntarnos. Y si en realidad ¿ya no celebramos navidad, sino solo el día de los regalos caros?

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El árbol Gallo, insignia del consumismo, de la decadencia de nuestra sociedad. Los cristianos se oponen a la ley de planificación familiar. Mientras todos los niños ven con ansiedad cómo la estrella del anunciamiento, que tradicionalmente se coloca en la punta del árbol, ha sido cambiada por una marca de cerveza.

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Estas fechas las utilizo para descansar, un poco del año. Me cansa el pasar de los meses, siento que pesan, que me persiguen. Con el tiempo sufro delirios de persecución.

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En estas latitudes tropicales, la blanca navidad es un mito. Así como la cooperación y la solidaridad.

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En enero tenemos resaca en los bolsillos. En febrero tenemos resaca en los bolsillos, en marzo tenemos resaca en los bolsillos, hasta llegar a diciembre con un temblor de manos por tanta resaca acumulada. Y corre y va de nuevo.

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Los buenos deseos son para mí como los dulces de las piñatas de mi infancia. Cuando llego a buscar alguno resulta que ya todos se los llevaron.

Ángel Elías

Comentarios

Anónimo dijo…
Un saludo Angel, deseandote siempre exitos, felicitaciones por estos pequeños pensamientos pero muy realistas y coherentes con esta espoca de consumismo desenfrenado.
Angel Elías dijo…
Estimado Anónimo:
Gracias por los éxitos deseados... siempre a fin de año algunas cosas se repiten y será asi por los siglos de los siglos...

Espero nos visites más seguido

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