
Pasado:
Aves que a su paso encuentran retazos para hacer sus nidos. Se acomodan en los tejados de las casas y en los árboles cercanos. De esos nidos aparecen nuevas aves que con el tiempo irán a otros tejados, a otras tierras. Crearán nuevas vidas y ese pasado habrá servido para algo.
Niñez:
Momento en la vida donde la felicidad se resume querer el mundo. Donde los sueños no son más que la expectativa de un gran mañana. Queremos ser desde mecánicos hasta bomberos. Y lo podemos ser. En alguna parte de nuestra vida perdemos el rumbo. Y la niñez se nos escapa de las manos.
Vejez:
He tratado de imaginarme dónde me encontraré en mi vejez. Y no he logrado conjurar esa parte de mi vida. La vejez es cuando sentimos que la vida es un tumulto de amarguras. Y hemos acumulado tanta sabiduría, que si volviéramos a ser jóvenes no haríamos tantas estupideces juntas. En la vejez nos duele saber tanto.
Juventud:
A estas alturas del partido aún me considero joven. Pero lentamente me alejo de ese muelle. A estas alturas el miedo a que la juventud se acabe tiñe el horizonte. ¿Qué se consigue durante la juventud? Algo de sabiduría, un poco de inmadurez, muchas frustraciones y una increíble necesidad de ser escuchado. La juventud contemporánea sabe que no puede cambiar el mundo. Y creo que ya no lo intenta.
Futuro:
Ese ser impredecible. Nadie conoce su futuro y nadie quiere saberlo. Creo que no tendría chiste conocer que se será infeliz durante toda la vida. O conocer el día exacto de la muerte. El futuro pertenece a la incógnita. Es mejor así. Creo al no conocer qué será de nosotros no cometeremos la estupidez de querer ser felices. Cuando la felicidad no es más que aquella dama que nos sonríe en la esquina y que no volvemos a ver.
Apofonía:
Es esa voz que sale al filo de la media noche. Cuando el insomnio es más que el acompañante nocturno. A esa hora todo duerme, hasta el sentido común.
Viajes:
Las partidas y las despedidas acompañan siempre a los viajes. Tengo un viejo temor a los viajes. Aunque ya dentro de ellos me dejo llevar.
Romance:
Un hilo conductual en la vida. No precisamente para llegar al matrimonio. Existe un romance con la vida, un compromiso por vivirla. Con el tiempo ese romance se hace más intenso. En la vida el romance empuja a hacer de la vida un túmulo de emociones.
Juego:
En ese juego del estira y encoje, el gato se ha cansado y deja la bola de mimbre por un lado. Ahora el juego, que no acaba, hace que el mimbre tome vida y trate de seguir rodando para encontrar sentido a su existencia.
Sonido:
El sonido de cuando entras, el sonido de cuando hablas, de cuando te bañas, de cuando dices –es tarde, tienes que irte -, de cuando lentamente me escabullo en tu cabello. es el mismo sonido que no me canso de escuchar y constantemente me refugio en los recuerdos para no perderte.
Ángel Elías
Comentarios
cuidate.. bn blog!