Entonces y solo entonces aquel hombre, después de muchos años, de los cuales se pasó escribiendo novelas, redactando ensayos, y memorizando conferencias, se sentó frente a su vieja máquina de escribir. Ya los años se lo hacían cenizo. Las arrugas de su rostro le daban aspecto todavía más anciano. Al fondo de esa habitación algunos papeles pegados sobre carteleras de cine italiano. Aquel hombre de casi noventa años acomoda en el rodillo de su Remington una hoja en blanco, con temor.
“Carta para mí:
De alguna manera, en algún punto de nuestra existencia. El pasado nos alcanza. Todos esos temores infundados toman entonces sentido. Y vas reconstruyendo de los pedazos que quedan lo que no quisiste ver.
A todos en algún momento nos alcanza el pasado. Algunos se les aparece en una esquina, otros, un tanto cansados nos sentamos a esperarlo. Pero llega casi por obligación. A todo ello logramos con los retazos, que quedan, construir una gama de colores que ya toman sentido y que necesitábamos ver.
¿Qué sigue después? Después de que hemos escarbado y encontrado la razón de que nos duela tanto. Que ese pasado sea tan significante como doloroso. Ciertamente no que queda nada. Simplemente ver el cuadro completo. Ver esa sonrisa que carcome. Y luego la nada. Solo la fotografía en blanco y negro.
Las preguntas quedan sin respuesta. Las respuestas están inconclusas. Y las piezas son todo lo que nos queda. Y nos duramos reflexionando ¿Fue lo mejor que pudo haber pasado? Los probables son fatuos.
De allí en adelante no hay futuro. No hay línea más allá. Pero no lo aceptamos. Deseamos que esa línea llegue más allá de lo probable. Y el pasado, es una cinta que no comprendemos. Una película muda y sin final. Nos quedamos, cada uno, con una parte del otro dentro. Y con los años nos damos cuenta que fue suficiente.
A todo ello esperamos una respuesta que conocimos siempre y ella queda con la pregunta que no quiere responder. ”
Las luces se apagan. -Duerma tranquilo, -le dice el velador.
Ángel Elías
Comentarios
P cárcamo
Aunque a veces por mis achaques con la gripe parece que ya los tengo. jajaja
un abrazo