
Y a eso queda resumido nuestro patriotismo a un intento mediático de sentirnos mejores que los demás. Esto viene a colación ya que en Intenet aparecen concursos, no por lo menos absurdos. Por un lado las nuevas siete maravillas del mundo, por otro la bandera más linda del planeta. No dudo que hayan más concursos de este tipo, pero eso son los que conozco.
¿En realidad nuestra nacionalidad queda resumida a un chusco concurso? ¿Tan baja autoestima tenemos que buscamos que se nos reconozca como maravilla? ¿Tan mediatizados nos encontramos como para que por un simple correo electrónico nos volquemos a reproducirlo con nuestras amistades, haciendo cada día más grande las cadenas de “spams”? Bueno, a todo esto creo que de alguna manera nos sentimos culpables. Sí, nos sentirnos culpables de no poder rescatar este país de la miseria, que este país se hunda y no hagamos nada para rescatarlo. Entonces una manera de lavar la culpa es apuntar a nuestro país en cuanto concurso haya para que ya no nos lastime la realidad. Entonces tendremos el lago de Atitlán como una maravilla del mundo, cuando vertimos toneladas de desecho en él. Todo, gracias a que políticas estatales y la pasividad incólume de la población que ya no pueden rescatar la planta de tratamiento de aguas residuales. Una planta destruida por una tormenta hace dos años.
O que olvidemos, como cenicienta, a la vergüenza que representa el lago de Amatitlán. ¿Deseamos taparnos cínicamente los ojos o voltearnos a donde no nos llegue toda la realidad que emana de él? Total dirán algunos, ese es un caso perdido, dejémoslo morir en paz.
Entonces nuestra realidad deja de ser nuestra cuando no la vemos con su imperfección. Y buscamos portales de Intenet donde, muy a lo postal turística, nos digan que somos una maravilla de país. Y tragarnos ese bocado completo.
La autoestima del guatemalteco, necesita de esos nutrientes, demasiado mediáticos para sentirse patriotas. Una fórmula que le sirvió a los mexicanos en su momento, pero que por supuesto, no significa que sea buena.
Cosa que le sirvió de sobremanera a Carlos Peña, un volcán de apoyo, convocado por Sony, y a los que el pueblo de Guatemala se volcó a votar por su ídolo. Pero qué queda después, cuando analizamos a profundidad las consecuencias de nuestras escasas raíces de identidad. Pues la respuesta es simple, no nos queda más allá de la resaca y los buenos deseos.
Nuestra euforia es pasajera, como lo es nuestro patriotismo en septiembre, una llamarada de tusas y nada más. Porque luego, con el tiempo nos olvidamos de nuestra nacionalidad, tan desteñida como las banderas que ondean de octubre a agosto. Y luego tan contrastante como esas mismas en septiembre.
Y la historia se repite, en todos lados, pero con otros personajes. Por alguna extraña razón amamos las ilusiones y nos aferramos a ellas como nuestras tablas de salvación personal. Por ello estos concursos de popularidad nos calzan perfectamente. Recordándonos que no hay nada como saludar con sombrero ajeno, y que lo peor de todo es que no hacemos nada por conservar nuestras maravillas. Con el paso del tiempo, seremos guatemaltecos orgullosos de los que nos dicte la pantalla del computador.
Ángel Elías
Comentarios
Nos inflan el patriotismo para que nos nos sintamos tan pura mierda y también para distraernos de "esta realidad tirana".
Qué voten sus madres (las de ellos) por el lago, estoy bien sin hacerlo.
Fer: babosa? Re babosa! jajaja Gracias por la visita
Pirata: Somos un pais de desigualdades, y eso duele, 119 en la escala de desarrollo es para que cualquiera se sienta miserable.
Entonces todos a votar para exculpar las culpas!!!
Epa! buena nota tenerte con nosotros los mortales otra vez
Si lo que dices sobre Guatemala es cierto (ya que no conozco a fondo su sociedad) entonces mi país y el tuyo comparten por desgracia muchas características, sólo que aquí creo que se lleva a la tercera potencia, acá todo es una vergüenza y un circo farandulero asqueroso ¿como llamar sino a la marcha que convocaron a nivel internacional los idiotas de RBD? por Dios, si los niveles de delincuencia son los peores en la historia, y la famosa marcha que hubo hace unos días se dió por que un rico empresario perdió a un hijo (y su muerte aunque trágica no deja de ser un punto de influencia gracias al dinero del padre) y los medios televisivos convocaron a una marcha contra la delincuencia.
Bien, creo que hasta aquí me extenderé, el tema da para mucho, pero tal vez sería ocioso señalar lo obvio, aunque sea dolorosamente cierto.
P.D. Mil gracias por visitar mi blog, vendré por acá más seguido.
las masas se mueven al compas de lo que les mueve, un caos que a pocos le ha costado entender.
Un abrazo a mexico, un dia de estos me doy otra una vueltecilla por alla. otra vez de mojado?